jueves, 24 de mayo de 2012
Galimatías pedagógico
Querer cambiar el hecho de que un grupo de niños hagan las cosas porque reciben dulces como premio SIEMPRE, diciéndoles que el premio es que en cuanto hagan algo bueno recibirán reconocimiento de sus mamás o papás, conseguir que recojan los juguetes REQUETEBIEN ( Eureka! lo logré, van a dejar de intercambiar dulces por acciones buenas...Sí)...
Y tristemente descubrir que cuando las mamás van a recogerlos, y se lo comentas "eh, tu hija ha estado ayudando, se ha portado muy bien".
La respuesta es: Qué bien, cielo, te voy a comprar un huevo kinder de chocolate.
¿Es eso reconocimiento social remarcado por un dulce? ¿o es volver a lo mismo: intercambiar dulces por acciones?
Probablemente no...simplemente son dos premios en uno, el reconocimiento y el objeto material (el dulce).
No sé, de cualquier modo me parece que es como estar adiestrando focas: un pescadito cada vez que hacen algo bueno.
País de locos.
(como si el mío no lo fuera...menuda escusa. Pensamientos en voz alta que no puedo expresar porque me mirarían raro.)
Uno de los inconvenientes de vivir en otro país, es simplemente el hecho de vivir en otro país. A partir de cierto tiempo se convierte en normal y empieza a picarte cierto criticismo que no tenías antes, cuando estabas simplemente "aprendiendo inglés" o merodeando y conociendo maravillosos parajes.
Lo más triste es el hecho de mirar por la mirilla de los medios de comunicación España, y ver en lo que se está convirtiendo (las últimas reformas laborales dan miedo) y cómo la crisis va mellando los ánimos de mis amigos y si les digo: hoy estoy estresada porque trabajé mucho, me preguntan mil cosas como cuánto gano, cuantos niños hay en mi aula y cuanta gente trabaja conmigo. Y pierdo la batalla de protestar, porque siempre hay un amigo que está peor en España.
(Los hay incluso sin trabajo alguno, fíjate si tendré pocas razones para quejarme)
Pero es que, no hay nada más doloroso que sentir que tu país se va a pique económicamente, y que con tanto recorte no va a quedar nada que llevarse a la boca.
Hace algunas entradas, defendía el optimismo, pero esta crisis está mellando mi propia esperanza de regresar a Madrid algún día (si es que realmente quiero regresar que no lo tengo nada claro, para ser sincera...) y mis ganas de hablar con mis amigos españoles. Porque siento siempre cierto aura de pesimismo, y la brecha que nos separa- sobretodo la que nos separa en cuanto a situación económica y posibilidades laborales.-
Es como sentir que una parte de tí se separa lentamente, se aleja, y no sabes si quieres recuperarla realmente o dejarla irse...
Posiblemente nunca se irá. La última vez que fui a Madrid, me sentí bien por un lado. Por otro, desconectada, lejana. Deseando pertenecer más que nunca a mi país, y queriendo seguir la vida allí.
Por otro lado, mi corazón tiraba hacia Dublín y todas las novedades, y experiencias. Y no pude evitar sentirme entre dos mundos. Queriendo vivir en ambos al mismo tiempo.
No es que no quiera vivir en Madrid. Es que mi vida en Dublín me gusta más. No es que no quiera vivir en Dublín, es que a veces echo de menos Madrid y la vida madrileña.
No es que quiera volver. Es que me da pena reconocer que realmente me he ido. No es que quiera quedarme, es que no puedo irme. Y tampoco es que no pueda irme, es que también quiero quedarme.
Mar de contradicciones, lo sé. El día que lo entienda, quizá sea posible de explicar un poco mejor.
Happy days!
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