Buscando luces entre las sombras del borreguismo futbolero habitual en nuestro país, encontré algo llamativo:
La fiesta del orgullo estaba plagada de banderas multicolores, como siempre, y también, ¡oh, sorpresa! banderas españolas.
¿Es un avance? ¿supone que, por fin, vamos a aceptar la bandera como una mera representación de la nación donde nacimos? ¿dejará de ser un símbolo fascista?
Curioso y quizá producto de la coincidencia (fiestas del orgullo y celebración de partido). Ojala se tratara de un adoquín menos en el camino hacia la playa. O quizá es sólo una visión ilusoria que no indica nada. En cualquier caso, ahí queda eso.
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