martes, 11 de diciembre de 2012
Madurez.
Y cuándo maduramos? Tristemente, maduramos cuando al ir al trabajo en vez de escuchar la vocecita infantil que dice: Yupiii, a trabajar, me encanta lo que hago! se oye una voz un poco anodina diciendo...bueno, está bien, al menos puedo pagar la renta y permitirme vivir aquí.
No es tristeza. Es peor, es realismo. Sucedió...hace una semana: Me volví conformista. Empecé a aceptar que lo que no se puede cambiar no se puede cambiar. Como las ratios de mi escuela. Y eso significa que no pienso en ello siquiera. Cuando me quiero enfadar solo encuentro una voz conformista diciéndome: Bah, sólo quedan dos días para el fin de semana.
Doctor...¿estaré enfermándome? ¿estaré madurando?
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