viernes, 22 de febrero de 2013
Mujeres en la treintena
Creo que tras una pequeña crisis de decepción profunda, empiezo a resurgir con la primavera... Y resurjo en nuevas formas de cariño hacia mi novio, hacia los bebés que tengo que cuidar día a día (y que se me ponen malitos a pesar de las medidas de esterilización de juguetes y de lavado de manos constante).
Me puedo considerar feliz: tengo 30 casi 31 años, pero tengo un lugar donde vivo a gusto sin compartir con mi madre - independiente- tengo amigos, hago bromas en clave cultural y la gente se ríe (incluso cuando no vivo en mi país de origen) y el trabajo no es demasiado estresante - sólo algunos días en los que renunciaría y quizá me iría al paro a vivir la vida feliz y nadar en el mar ahora que la primavera está asomando la nariz, y a viajar...¿con qué dinero? No sé, soñar es gratis... Ya..Y viajar, ¿también lo es?
Ayer estuve hablando con una amiga francesa y me di cuenta de las trampas para una mujer en los 30. Las mismas quizá que para un hombre, pero no sé, si tuviera un poco de feed-back masculino, quizá pudiera modificar esta idea y decir que no son exclusivamente femeninas...
Dos de mis mejores amigas en Dublín, mayores de los 30 están a punto de cambiar su vida por un hombre. Una de ellas se ha quedado embarazada, con una pareja de menos de un año de duración. Le pregunté qué es lo que iba a hacer. Bueno, si el bebé está sano, adelante con ello. Viviré con mi pareja y trataré de formar una familia. Creo que en el fondo tiene miedo de que si tomara la decisión de abortar se quedaría totalmente sola y sin pareja, porque él quiere tener una familia.
¿la decisión apropiada? No sé. Supongo que es la decisión apropiada para ella. Yo, no sé tampoco lo que haría, la verdad. Por el momento parece que se conforma con ello, porque ha llegado así.
La segunda amiga, quizá la que más me preocupa, es una que se ha ido a vivir a París con su novio pakistaní, y una de las cosas que hizo cuando dejó Dublín es deshacerse de sus vestidos y zapatos de tacón, porque a él no le gusta verla salir vestida así. Y también cuyo novio mencionó en Paris que no le gustaba como vestían las europeas, que si los hombres les decían algo que no protestaran luego. Esta amiga ha estudiado sociología, es una mujer un poco feminista, bastante liberada...no sé algo no me encaja.
Creo, sinceramente que el peor de los miedos a los treinta años es el miedo de quedarse sola. Hablemos claro. A los 20, nadie aceptaría estas cosas. Pero a los 30, incluso esperamos e imploramos que el otro no sea lo que realmente es, porque no queremos encarar la soledad. Como si el reloj vital estuviera empezando a contar en contra nuestra.
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