Sombras y luces de Dublin

Que las cosas cambian es un hecho. Que cambian cuando te mueves de pais, es otro hecho que confunde mucho mas. La gente guarda de ti una imagen, que te espera a la vuelta de la esquina, como una sombra, o como una luz, o las dos cosas al mismo tiempo.
Es comun (o eso creo yo) querer que tu vida en un pais sea distinta que la vida en tu propio pais. Por eso emigramos, digo yo. Pero no siempre va a ser todo diferente, tambien puede que los errores cometidos se parezcan en los dos paises, con la diferencia de que al ser todo nuevo, reaccionamos de forma diferente.

Pero no hay que olvidar (y esto me recuerda a algo que lei en un libro) que cuando te mueves de pais, este no es una pizarra en blanco, asi como el tuyo tampoco lo es. No puedes modificar lo que ves, por mucho que te disguste, o disfrazarlo de algo maravilloso.
La cultura consumista, la tendencia a adorar los estados etilicos, la falta de sensibilidad social hacia los inmigrantes (segun de donde vengan, claro) y la falsedad son rasgos que tienden a generalizarse en Dublin. Por ejemplo, hay mas centros comerciales que en Madrid, a pesar de que es una ciudad mucho mas pequenia, y se venden cosas muy inutiles, pensadas para que la gente gaste a lo tonto.

Por ejemplo, los vestidos de verano. He visto vestidos de verano desde Enero, o chaquetas de entretiempo, mientras nevaba en las calles y Dublin estaba incomunicado.
La explicacion es que no hay explicacion.
Tambien he oido las opiniones sobre la crisis y el hecho de que "los inmigrantes son un factor a tener en cuenta, porque hay demasiados en el pais".
Tambien hay algo que me deja sin palabras, y es la alta religiosidad mezclada con la decadencia moral: Te puedes poner hasta las orejas de cerveza, pero no puedes dejar de ir los domingos a la iglesia.

Increible pero cierto. Esto es Irlanda, la cara buena y la cara mala, las dos cosas, el cesped, la musica tradicional, la gente amable, la alegria y al mismo tiempo lo que acabo de relatar. Como mi propio pais, que tampoco se salva de tener sombras.
Como yo misma, que tampoco me salvo de tener sombras o luces.
O ambas cosas.