Para empezar un poco a desperezar este yo filosófico quiero hablaros de un congreso que se está celebrando ahora, sobre Cristianismo y Laicidad; tema que si bien no es de lo más conocido, tiene muchísimas implicaciones en las relaciones sociales, educativas y políticas.
A ver quien no recuerda esas manifestaciones de la Iglesia (o Jerarquía para el lado más liberal de la propia iglesia) a favor de La familia, o las peleas con el Estado para promover la objección de conciencia contra la Educación para la Ciudadanía. Aquí no hablaré de esto último por falta de información, pero todo se andará.
Todos estos temas no se están tratando directamente, pero si están surgiendo transversalmente en el congreso, a raíz de temas como los modelos de familia, la ética y la laicidad y la descripción del laicismo como un fenómeno complejo.
Han hablado personas como Victoria Camps (Catedrática de Filosofía Moral de Barcelona), Jose Antonio Marina (Filósofo) y gente perteneciente a colectivos importantes como la Junta Islámica de España e incluso del COGAM (Colectivo de gays y lesbianas de Madrid), entre otros tantos, que no voy a comentar aquí por ser demasiados para la extensión que requiere un blog.
Voy a pasar a comentar algunos puntos interesantes; y chocantes para lo que se entiende de lo que es ser cristiano desde la gente no cristiana, con el objeto de desmitificar y mandar al cuerno de una vez por todas esa imagen tan absurda que se ha creado de la mentalidad de los creyentes, que no es más que el reflejo de las noticias de la TV y de la ignorancia que se tiene sobre estos temas.
Ayer, sin ir más lejos, se estuvo hablando de la familia como modelo de referencia de consumo, como una agrupación ligada al consumo capitalista; con las críticas a este modelo, que impone formas de relacionarse más allá de lo que el cristianismo predica (El amor al prójimo). El familismo, decía la ponente, Nancy Cardoso (teóloga de Brasil) es un movimiento de presión hacia la creación de familias en torno a un único modelo; sólo hay que contemplar los anuncios y reflexionar en torno a los papeles que en ellos desempeñan las personas de las familias.
Resumiendo mucho, lo que hay que hacer es evitar que el capitalismo organice los afectos de las personas.
Otra cuestión necesaria de tener en cuenta es aquella de permitir a las personas, sea cual sea su agrupacion familiar (monoparental, matrimonio homosexual, matrimonio heterosexual o pareja de hecho) poder elegir la religión libremente, sin tener que cuestionarse si deben dejar de ser quienes son para creer en Dios. - En los momentos orgásmicos, decía la ponente, hay quien grita ¡Dios mío! ( ¿y porqué no lo van a hacer dos hombres o dos mujeres?). Creer también es disfrutar de lo mejor que puede ofrecer la vida.
Lo más interesante de todo esto es que uno de los ponentes, ante una pregunta sobre el matrimonio es que, antes del siglo XVII no había matrimónio tal y como se conoce ahora, y sin embargo la gente también se casaba, sin que tuviera que pedir permiso a la Iglesia por ello.
¿De dónde salió entonces esta mania de querer que lo que es un matrimonio, indistintamente del género, se llame de otro modo? Está clarísimo que razones religiosas no son. Más aún, se comentó que el matrimonio homosexual hasta el siglo XII era algo normal (Quiero recalcar que esto lo dijo un ponente que escribe en Éxodo, una revista religiosa cristiana).
En otra ponencia, igualmente sustanciosa, Victoria Camps habló sobre la ética y las relaciones conflictivas con la iglesia. La ética es previa o anterior a la religión, en cuanto a que las religiones establecen una serie de principios coincidentes con los derechos humanos.
En gran parte de las biblias existe un "no matarás", una defensa de la dignidad humana que es autoevidente, o racional; la diferencia reside en el fundamento de este principio básico.
Unos lo basan en un principio evidente por sí mismo (los laicos): la dignidad del ser humano se debe a que es un agente moral autónomo y por ello es sujeto del derecho a la vida, siendo la libertad la sujección máxima del principio (Kant).
Los cristianos y creyentes lo basan en cuanto que como criatura (creada por Dios) es sujeto de dignidad, por lo que hay de divino en el ser humano creado (cosa que no excluye a otras criaturas de la naturaleza ni siquiera).
Los fundamentos serán distintos, pero en el fondo hay algo que nos impide crear una ética del asesinato permitido. No sería una ética. De ahí que sea algo racional y previo a las creencias sobre dios.- Esto no es mío, lo dijo Victoria Camps en su ponencia.-
¿Y por qué es importante todo esto? Porque implica la necesidad de separar la ética de la religión como creencia. Eso sería laicismo y no la oposición a la religión. El hacer no es religioso, es ético. Es el resultado de un consenso social, de unas convenciones (por rancia que suene la palabra) sociales.
Donde existe el conflicto es en aquellas verdades no autoevidentes, y es donde hay peleas, que no diálogos donde se pongan las cartas sobre la mesa y se tengan en cuenta los puntos en común de ambas posturas. Son conflictos interpretativos que requieren de posiciones dialogantes. El problema es que, no existen tales posiciones en el conflicto iglesia-estado. Las leyes avanzan, pero el ciudadano debe avanzar con ellas y no ser arrastrado en las reformas, debe tener un tiempo para reflexionar sobre lo que se legisla.
( es la democracia al revés, el ciudadano debe adaptarse, a mi entender se trata de una democracia un poco diferente de su significado principal: el poder del pueblo).
Dentro de la propia Iglesia hay posiciones y formas de entender el Evangelio, y una pregunta muy buena es la siguiente:
¿Las cosas son buenas porque Dios las quiere o Dios las quiere porque son buenas?
El que responde lo primero, está aceptando el determinismo en su vida. El que contesta lo segundo está aceptando su libertad para hacer el bien.
Esto nos lleva a entrever formas de creer, a diferenciar entre formas de vivir la religión y la propia actitud ante la vida. Digamos, grosso modo que la parte más visible de la Iglesia, la inamovible está más por la primera postura (el determinismo) que a mi modo de ver las cosas, no es muy favorecedora del diálogo.
Tras algunas de estas cuestiones que son largas de explicar, me gustaría concluir diciendo que el mundo religioso es mucho más amplio de lo que se pretende reflejar desde los medios de comunicación y de lo que se quiere entender. Tal vez conviene pararse a reflexionar sobre lo que implica ser laicos, en relación con lo que implica ser religiosos y no necesariamente desde el prejuicio de que toda religión es fundamentalista.
A vista de pájaro todos los árboles son iguales, pero ¿qué tal si nos damos un paseo por el bosque?
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