A veces te planteas si no sería mejor que las cosas fueran simplemente blancas o negras. Pero...los matices son aquello que hace nuestra vida más bonita - y lo bello tiene su complejidad-. La vida es bonita, porque siempre implica nuevos matices, que en función de tu forma de mirar, puedes distinguirlos o no. Esos matices conforman una especie de belleza, un mosaico de circunstancias, armónicas o inarmónicas que nos pueden influir de un modo u otro y sobre las que podemos infuir también nosotros.
En esta diferenciación de matices nos influye cómo nos hemos contado que son las cosas, qué palabras les ponemos a las circunstancias que nos suceden ¿Son traumáticas o nos enseñan? ¿Son difíciles o hacen que mejoremos nuestra capacidad para asimilar nuevos problemas? ¿Sólo nos pasa a nosotros o le pasa de vez en cuando a todo el mundo?
¿Estamos solos ante la desgracia o hay más gente alrededor?
Si pudiéramos decir que tenemos gente, ya hay mucha más facilidad para estar mejor y para decir: bueno, no tengo la mejor vida, pero al menos hay alguien que comparte mi dolor.
Siempre hay alguien. La cuestión es que te narres con la gente, y no sin ella. De lo contrario, la soledad ante lo que sucede puede hacerte sentir que la vida no tiene demasiado sentido.
Ese es el sentido que le doy yo a mi vida.
Gracias familia, no sois ideales (ni yo), pero me enseñáis mucho cada día.
domingo, 12 de octubre de 2008
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