Mírame a los ojos y dime que me quieres. Mientras, la cicuta asoma a la rendija de la copa de vino que me ofreces abiertamente, con esas manos amplias y cálidas, te miro, sonrío y pienso: ¡qué guapo es cuando me mira así!
Para mis adentros, escucho esa maldita melodía: Bodas, ideales, bonitas palabras de amor, una sonrisa ideal, ¿el padre de mis hijos?, quién sabe, a veces las mujeres inventamos toda esa parafernalia infinita, esa melodía que recuerda a la cenicienta y su príncipe azul, y mientras tanto caemos como tontas en esa pesadilla de mentiras y cuentos de hadas, cuando en realidad sabemos, sin que nadie nos lo diga, que el otro está pensando:
"Menudo polvazo tiene esta"
Aún estamos a tiempo para recuperar el tiempo perdido y hacernos dueñas de nuestras propias vidas. Sin falsos ideales o tópicos trasnochados. Soñar no siempre es gratis, a veces pasa factura.
jueves, 23 de julio de 2009
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1 comentario:
No hay que generalizar, no todos los hombres son así. El problema es que solo puedes distinguir unos de otros con la cabeza fría.
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