Urbanismo Protesta

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domingo, 28 de junio de 2009

La torre de Babel

Esta entrada es un compendio de anécdotas sobre un viaje reciente a Granada con dos personas prácticamente desconocidas en personalidad y cultura. Una situación que podríamos definir entre dantesca y divertida.

Una amiga y yo, justo hoy hemos vuelto de un viaje con unos recién conocidos húngaros en un pub irlandés, donde algunas veces se practica el inglés a nivel conversación, de una forma libre y espontánea (con quien te apetezca hablar, vamos).
La lengua intermedia, dado que ni mi amiga ni yo hablamos húngaro, aunque hemos aprendido algunas palabras (como joder, jodidamente bueno o gracias) era el inglés, de modo que la comunicación ha sido bastante complicada, a nivel de decidir cosas, o de expresar emociones e ideas.

Pero...a raíz de este viaje tan peculiar he descubierto unas cuantas cosas:

- A pesar de todo, al final te comunicas: no importa como, si no te salen las palabras con gestos, y si no hay gestos con hechos, directamente.

- Nosotras estábamos pensando en comida todo el tiempo (dónde comer, qué comer, cómo comer...) y ellos, directamente comían cuando era necesario. ¿Será costumbre española la de tener una cultura en torno a la comida? ¿por qué?

- En cuestiones de pensamiento, hay ciertas ideas que se repiten, de modo que las referencias culturales europeas deben ser similares en el fondo (o las humanas, como a veces quisiera creer). Todo se debe a que nos metimos en una discursión extraña sobre la democracia, la pena de muerte y los derechos humanos, mezclándolo con la política y la seguridad social, todo un coctel molotov para un nivel intermedio de inglés, de modo que al final llegué a la conclusión de que en cualquier idioma los derechos humanos y la similitud con otras personas resulta inexplicable, por mucho diccionario que te empeñes en utilizar.
Se podría decir que no es fácil explicar por qué la democracia es el mejor sistema político, o por qué motivo tenemos que aceptar que todo el mundo tiene los mismos derechos, aunque estés convencida por completo de ello, siempre hay quien te dice: vale, ¿por qué he de pensar que el que tengo a mi lado es alguien a respetar?

Por último, la mejor de las conclusiones (o la más útil para evitar el síndrome de la torre de babel, o el caos comunicativo) que he sacado es que una de las dificultades idiomáticas es que se dejan cosas por decir, y a veces los seres humanos tenemos mucho miedo a lo desconocido y en vez de pensar: bueno, ahora lo que sucede es que la otra persona no puede decir todo, podemos caer en el error de inventar aquella información que desconocemos, de modo que al final, los malentendidos son grandes y nos podemos llegar a enfadar por tonterías.

De modo que, para evitar el sindrome de la torre de Babel, es bueno calmarse un poco, esperar a ver si se ha entendido todo y después, sacar conclusiones.

La verdad, es que no me arrepiento de haber hecho un viaje así: al menos una vez en la vida es necesario sentir que no todas las personas piensan, sienten y hablan igual, que los referentes culturales son muchas veces barreras o potenciales para la comunicación si se trata de tener un acercamiento a ellos.

viernes, 19 de junio de 2009

Cordones (2)

Desde que se han abolido los cordones de los zapatos, la vida de los educadores infantiles es mucho más fácil: basta con abrochar esos chismes que llevan los enanos en las zapatillas, y se acabó.
El problema es que, a veces los niños no desean llevar zapatos; a veces o casi nunca en casos muy concretos de pequeñajos con ansias de pisar el suelo con los pies desnudos en una especie de vuelta a la edad neardental y estos mecanismos les facilitan la huida desesperada de la imposición civilizadora de los zapatos.

Yo, al igual que muchos críos, tampoco llevo zapatos con cordones, sólo si voy a correr los domingos al parque (proyecto que está en mi cabeza desde que se inauguró la Operación Bikini, más o menos a mediados de Marzo). Ahora he decidido caminar con unas divinísimas sandalias de cuero marrón, con un taconazo de al menos 2 cms. La pregunta es ¿Para qué una persona lo suficientemente alta se permite el lujo de comprarse unas sandalias con tacón?

La razón es casi la misma por la cual los críos de 3 meses llevan patucos: Es decorativo. ¿Por qué a ellos no les colocan una tela de jamón en los piés que les tape lo suficiente, si hoy en día, además apenas pisan el suelo porque todo es archi-mega-ultra-peligroso? Por el mismo motivo. Queda estético.

El caso es que he estado caminando con ellos durante 5 días (con el descanso intermedio de las noches y comidas) con el objetivo de sentirme ¿femenina? y un poco elegante, y las conclusiones sobre el estudio son las siguientes:


- Llevar tacones produce preocupaciones relevantes como por ejemplo: ¿Resbalará este suelo? ¿Habrá socavones en aquella acera? ¿Podré llegar hasta la siguiente esquina sin que se me tronchen los tobillos o se me baje toda la sangre a los pies?
¿Si me persigue un violador, qué hago: me quito los zapatos y salgo corriendo, o se lo tiro a la cabeza directamente a ver si acierto y le abro una brecha en el cráneo?

(La caza con tacón podría ser una modalidad deportiva interesante...)

- Los tacones son divinos, dan impresión de fragilidad y elegancia, que es un rasgo atractivo para los hombres...- (la percepción de la elegancia suele ser cultural, la fragilidad es real, y más cuanto más altos son los tacones)

- Si te duelen los pies te puedes sentar y dejar que la sangre fluya por tus pies un rato, para después gangrenártelos cuando te pongas otra vez de pié. Con suerte no hará falta ni que te pintes las uñas...

- Hay chicas que llevan tiritas en el bolso para poder ponérselas en caso de tener rozaduras, de modo que si tienes alguna herida, pregunta siempre a una mujer con tacones.

Quisiera acabar esta entrada defendiendo encarecidamente el uso de zapatillas con cordones en cualquier momento de la vida social, incluidos congresos y fiestas de etiqueta.
Es cierto que han vuelto las zapatillas bajitas, las dichosas manoletinas, pero no son lo mismo...
Y es que las zapatillas con cordones son seguras, cómodas, desarrollan la motricidad fina (no sólo a los críos, también a los adultos que ya no tenemos movilidad en las manos de tanto utilizar aparatos con botones) y la atención, porque cuando tienes los cordones desatados te los tienes que atar o evitar pisártelos.

¡¡¡Los cordones son pedagógicos!!!! No los dejen morir

jueves, 18 de junio de 2009

Cordones (1)

Nació en una familia cuya tradición era llevar eternamente el cordón umbilical pegado al cuerpo.
Todos los santos días cargaba con él a cuestas, hasta que un día de verano se dió cuenta de que pesaba demasiado y le intentó pegar un tijeretazo. Como no pudiera romperse, tiró y tiró con todas sus fuerzas.

Tampoco así se rompía el maldito cordón, pero siguió tirando con fuerza.
Después de un tiempo se dió cuenta de una cosa: en realidad ese cordón no era el problema: el problema es que era demasiado cómodo llevarlo puesto, de que realmente no quería deshacerse de él, y le abrigaba en las noches de invierno, aunque como nada es perfecto, en verano le daba calor en exceso.

Decidió entonces ir a una reunión de terapia, donde le pidieron encarecidamente que describiera todos sus traumas, sus rencores, envidias y miedos.
Y el cordón, no dejó de estar ahí, más bien se podria decir que empezó a pesar un poco más, a hacerse agonía pura, un collar de pinchos.

Dejó las terapias, para hacer budismo, esta vez un poco más lejos, en la India. Los maestros espirituales le pedían que se olvidara de su cuerpo. Pero no le fue posible, y lo único que consiguió fue pasar unas cuantas noches en vela, adelgazar 4 kilos, coger el tifus y tener ganas de volver a casa.

Un día se dió cuenta de que ya no había nada. El cordón había desaparecido sin dejar rastro. Se sintió solitario, libre, con ganas de volar lejos. Una persona nueva con fuerzas para hacer realidad sus sueños.


Tras un lapso de tiempo, decidió llamar a su psicólogo pidiendo por favor que lo internaran.

sábado, 6 de junio de 2009

¿El huevo o la gallina?

Muchas veces no piensas en algunos proyectos, simplemente porque crees que no vas a poder llevarlos a cabo de ninguna manera. Pero existe el punto ese, en el que te das cuenta de que no siempre es primero la posibilidad y después la acción (el huevo o la gallina), sino tal vez a la inversa. (Entrecomillar esto, sé de sobra que hay situaciones en las que es primero la posibilidad) pero es que ¡¡¡Sin proyectos no hay posibilidad de conseguir lo que quieres!!!

Lo que le falta a una persona no emprendedora (y lamento el tono de manual de autoayuda que tiene esto) no es la posibilidad, sino el proyecto y tal vez creer en sus posibilidades.- dejando como siempre a un lado aquellas circunstancias muy muy limitadoras...en las que aún así, siempre hay alguna opción más de la que se puede ver.
La diferencia entre lograr algo, y planteárselo, está en las ganas y los medios que puedes llegar a buscar para hacer ese algo. Y en la cantidad de gente con la que cuentes para ello.

En estos días que acabo la facultad, sé a ciencia cierta, que puedo desanimarme muchas veces, pero que si hay algo que he aprendido es a mantener los ideales a pesar de las dificultades, y eso es algo que no se olvida facilmente.

Sonrisas para todos.

martes, 2 de junio de 2009

Aprendiendo...

Días atrás,
no pensaba en volar alto,
y además,
me creía un poco gusano.


Y ahora...¿quién lo diría?
Estiro las alas y me pregunto
¿Dónde me lleva el viento?
¿Lograré estirarlas lo suficiente,
y alcanzar esa flor?

¿Será tal y como yo pienso?
Miles de preguntas sin respuesta,
y respuestas que yo no pregunté jamás...

Todo pasa por mi mente,
viviendo fragmentos de sueño,
y de realidad,
cual puzzle extraño,
invisible a los ojos de otros...

Dime, viento, ¿dónde me llevas?
Dime, ¿¿Dónde quiero ir??