Urbanismo Protesta

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lunes, 17 de noviembre de 2014

De vuelta a la experiencia educativa "personalizada".

LLevo miles sin escribir acerca de nada interesante. La razón no es la lluvia o el frío (es más en periodos de lluvia o frío es más fácil escribir que nunca). La razón es que me he visto envuelta en distintas experiencias educativas de tanta intensidad y diversidad, que apenas he tenido tiempo de pararme a escribir sobre ello como me gustaría. 1. Estuve de prácticas/trabajando en una escuela con nombre montessori, pero con ideología no montessori. ¿y cómo es esto? En Irlanda, la metodología montessori es popular. Pero casi nadie sabe aplicarla bien, o le ve sentido. De modo que en las aulas de 3-4 años de pre-escolar se usan los materiales montessori, asociados a una metodología más nazi que otra cosa... Es decir: se pide a los niños que se sienten y usen sus materiales como es debido, o como han aprendido en su formación los profesores a usarlos, pero la libertad de elección brilla por su ausencia. ¿y esto como es posible? Porque algunas escuelas priorizan la imagen sobre todas las cosas, sin creer en las ideas de María montessori. A no ser que tengas una carrera de 3 años por la A.M.I u otras instituciones fundadas/aceptadas por María Montessori y su familia, no es posible trabajar en una escuela montessori de verdad, al menos en Dublín. De esta experiencia saqué muchísima práctica preparando asamblea para los niños, haciendo actividades sensoriales (en particular recuerdo una concreta, explicándoles la presencia del lodo en Irlanda, que les encantó, con lodo de verdad y tratando de encontrar los tesoros escondidos en él). El arte en este sitio estaba por las paredes (arte dirigido por los adultos, pero al menos se hacía de 5 niños en 5 niños con la profesora que tuviera algo preparado. De este modo, se podía disfrutar mucho más con ellos, y ellos podían tomarse su tiempo en acabar.) Con 3 profesoras en el aula por 16 niños, ya se puede, dirían muchas profesoras de España. 2. Después pasé a otra escuela y estuve alternando entre auxiliar de profesora montessori y asistente de aula en "toddlers" (de 1 a 2 años y medio): En toddlers aprendí varias cosas: -Que la gente que trabaja en toddlers necesita una paciencia immensa. - Que la gente tiende a estressarse y a priorizar la rutina por encima de las necesidades de los niños, y al final, ni comen bien, ni tienen tiempo para aprender ciertas cosas. - Que un aula de toddlers con 3 personas funciona mejor que una con una persona o dos. Después de estas experiencias, ¿dónde estoy ahora? Increíble pero cierto...en una escuela que se basa en el modelo cognitivista, (aquí lo llaman Highscope method por si os interesa). Los niños eligen las actividades que hacer, hacen un pequeño planning de la semana, y en eso se basa todo. En mi aula (aún no es mía pero lo será pronto en cuanto me acostumbre a mi trabajo), trabajo todavía con toddlers (1-2 años y medio de edad), los niños eligen los juguetes con los que juegan, y no hay una prisa excesiva por recoger los juguetes, porque a veces cambian de juego y vuelven a él después de unos minutos con otra cosa. Tenemos un máximo de 7 niños, entre una persona y dos para los cambios de pañales. A los niños se les incentiva con frases completas, no sólo "muy bien", sino basándose en sus capacidades. Ejemplo: Qué bien que has coloreado ese dibujo. Se ve que le has dedicado tiempo. Por el momento es lo que sé. Cuando siga más tiempo, comentaré más cosas de "hihgscope method" y su aplicación en el aula. Es interesantísimo!!!!

miércoles, 2 de abril de 2014

Edward Munch: El grito.. uaaarrgggg

Me entran ganas de gritar cuando vuelvo de vacaciones, y pienso en tantas cosas buenas que hay en mi país original. En mi ciudad, Madrid. ¿Que echas de menos? Pregunta la reportera de Españoles por el mundo. Y podría responder tantas cosas! La eñe, los tacos españoles, la salsa brava en las patatas, el alioli bien hecho, las tapas grandes y buenas (hay tantos Tapas Bar en Dublín, que da la impresión de que se puede comer lo mismo...pero...no, not really!) El chocolate denso, sí, ese chocolate que sirve para comer con churros (Imaginate usar colacao en vez de chocolate de verdad...vaya tongo. Pues eso, aquí no hay churros y el mejor chocolate es como colacao pero con azúcar y marsmallows. Bueno, marsmallows son eso, nubecillas dulces.) ¿Qué más? Echo de menos el buen pan que sabe bien y que cruje maravillosamente, los tomates rojos, las frutas maduras, el aguacate de verdad, la maravilla de hablar español... Y el sol, esa bola grande que da calor. (Aquí tenemos una bola pálida que no da calor). Y la sinceridad española, la costumbre de hablarnos a la cara y decir directamente lo que nos pasa sin rodeos bobos... Y... Espera. Creo que estoy cayendo en el mismo defecto que toda persona española en otro país: La nostalgia. Si os soy sincera, no echo de menos tantas cosas, que podría llenar también líneas: No echo de menos la falta de ética del gobierno, la falta de derechos en el trabajo, la explotación, la manía de hablar a grito pelado como si quisieramos que nos oyeran en el otro extremo del bar, la manía de ponernos nerviosos e impacientes y soltarlo a los cuatro vientos, la impaciencia española , la falta de conciencia social (hasta que nos tocaron el bolsillo y reaccionamos), la costumbre de no entender otras culturas y criticarlas abiertamente sin tratar de hacer un esfuerzo. La falta de conciencia sobre la gente inmigrante (y quién nos diría que ahora somos los que nos movemos de país, e incluso de continente, pidiéndoles ayuda a aquellos que rechazamos llamando malamente "sudakas") La cantidad de policías que pueblan las calles cada vez que se pide justicia al gobierno español. Pero...espera, ahora resulta que echo de menos algo realmente importante, realmente vital para mí y para mucha gente: La sensación de Pertenecer a la misma cultura. Y compartir algo que no se puede aprender, que está ahí desde que empecé a hablar. Y mis raíces. Es como el cuadro de el grito: Me siento estirada, con las raíces en un lugar, pero la vida en otro. Con parte de mi familia allí, y mi novio y mis amigos aquí. Es extraño, si, pero es así como me siento a veces. No quiero volver, pero quiero volver. No me quiero quedar para siempre, pero tampoco me quiero ir. Ahora bien, esta sensación desaparece cuando, los fines de semana veo a los míos de aquí. Entonces, me siento bien, como si esa indecisión vital no existiera. Cuando Manu cocina cosas ricas, que nunca hubiera probado en mi vida. Cuando vemos películas, vamos de conciertos y hacemos cosas que nos gustan en el tiempo libre. Entonces, mi cara de grito desaparece, y me transformo de nuevo en mí, íntegra, completa y satisfecha de estar aquí. De ser una buena educadora infantil, de luchar por lo que creo y de hacer a los peques felices (no siempre, a veces tengo que pararles los piés si hacen algo que no deben, y eso no les hace felices).

jueves, 16 de enero de 2014

Enero enerito Enero...

Otro año cayó, y aún estoy en Dublín. Parece que el tiempo no pasa, pero haciendo memoria, llevo 4 años de mi vida en Irlanda. Y no parece que me vaya a marchar pasado mañana, no. Pasé las navidades en Francia, con la familia de mi novio. Un momento muy bonito, la verdad, no me imaginaba que fuera posible sentir la navidad en la familia de otra persona (y menos si esa familia no habla tu lengua materna). Siempre pensé que la lengua de una era la lengua del corazón, y seguro que lo es (Me salta el corazón cada vez que escucho a Manu- mi novio- hablar en español...incluso con acento.- Pero tampoco quiere decir que no sienta nada por la gente que habla otros idiomas...es más, es una experiencia única. Pasó la navidad y aún estoy comiendo turrones ( si,a estas alturas), porque mi familia me mandó un paquete de comida desde Madrid después de reyes(lo típico, turrones, dulces)...la nostalgia del Español en tierras extranjeras pasa por la falta de comida típica...pero se puede suplir fácilmente con envíos, y visitas. De hecho, ahora que viene Enero, la nostalgia me está atacando y a menudo me siento como si estuviera rodeada de gente que no me entiende siempre que hablo. A veces digo cosas, y no llegan como me gustaría. No obstante, Enero es siempre símbolo de renovación, cambio y mejora. Me he propuesto mejorar y estas son mis mejoras para este año: - Mejorar mi dieta (todavía vegetariana, aunque a veces coma pescado) - Ser mmucho más positiva (aunque no haya sol, lo llevamos dentro) - Sonreír, hacer más esfuerzos por entender la cultura irlandesa (y aceptarla sin enfadarme) - Seguir aprendiendo francés (ahora que el inglés es mi idioma principal, ¿por qué no tener otro adicional?) -Hacer voto de amabilidad suprema. Whatever the weather. Feliz año a toda la comunidad cibernáutica. Otro día escribiré sobre las nostalgias de la española en Dublín.