Urbanismo Protesta

  • http://bicicritica.ourproject.org/web/
  • http://quierescallarte.ourproject.org/

martes, 27 de enero de 2009

Chutados de por vida...

Más nos vale admitir que vivimos en una sociedad en la que es necesario chutarse para todo. Desde levantarse por las mañanas, hasta rendir en el trabajo, estudios, o incluso una actividad que durante muchos años se ha hecho de forma natural, que es dormir (bendito placer) se ha convertido en una de las cosas que necesita de pastillas.

Cuando lo que sucede muchas veces es que hemos incrementado tanto las actividades de nuestra vida, que al regresar a casa, llegamos con el cerebro tan sumamente abarrotado que no somos capaces de desconectar en horas. Ah, no olvidemos, hay que hacer deporte también…si no nos da tiempo, mejor el gimnasio horas antes de dormir…(con la adrenalina, lo más seguro es que aumente la necesidad de movimiento, no que la reduzca).
Suma y sigue, luego harán falta vitaminas, aspirina para el dolor de cabeza, antiestrés, anticelulíticos (la piel de naranja, es mortal, hay que combatirla). Todo ello, no olvidemos complementado por un estupendo cóctel de antidepresivos.- llorar es una de esas cosas naturales que no podemos permitir el lujo de hacer, porque nos dejan sin energías para rendir durante el día.
Y seguimos sumando la lista de chutes, el café, las pastillas, la crema antiarrugas (antes de los 23 por supuesto, no sea que proliferen arrugas antes de tiempo), la marcha de los fines de semana, que nos incita al día siguiente a tomar un paracetamol para quitar la jaqueca post-borrachera….

Puerca vida de ciudad que para colmo elegimos como si fuera normal, y cuando niegas que sea necesario hasta te miran como si estuvieras diciendo algo extraño ¿yo sin café? “Ni de broma, no me entero de nada.”
Los antiestamínicos para la alergia, las pastillas de hierba natural para evitar (no recuerdo muy bien qué, me lo dijo una amiga que había empezado a tomarlas por alguna razón apoyada por un médico naturista)
Todo esto me recuerda a algo que decía Erich Fromm, no recuerdo las palabras exactas, venía a ser algo así como que, no somos capaces de amar en plenitud porque uno de los requisitos es ser capaces de disfrutar del silencio, de tener tiempo para estar a gusto con nosotras mismas y simplemente existir con el placer que conlleva.

¿hay que ser una persona 10 para ser persona? Tal vez todas estas pastillas no sean más que un indicativo del rechazo que mostramos hacia nuestra propia humanidad y la resistencia que tenemos a reconocer, que de vez en cuando un poco de silencio y darle tiempo a la reflexión no viene nada mal.

martes, 20 de enero de 2009

Robinson Crusoe y la huella

Robinson crusoe, en la novela, hay un momento en el que se encuentra una huella en la arena y empieza a dudar, porque es señal de que es un congénere, no una fiera a la que pueda dar caza.

Con las fieras no hay más que cazar o ser cazado. Es bien sencillo.


Pero su relación con el nuevo habitante de la isla implica mucho más que cualquier técnica de caza o de supervivencia: Implica que, tras un tiempo considerable en la isla puede haber perdido parte de su humanidad.

En cierto modo, Robinson duda porque tiene miedo de que en la relación con el otro haya perdido algo que les es común a los dos. Y al mismo tiempo sabe que pueden hacerse enemigos; es más fácil temer lo conocido que lo desconocido. Los peligros del ser humano: que puede ser tu peor enemigo, porque sabe cuáles son tus debilidades.

Viernes y Robinson pueden ser partes de una relación humana cualquiera. Cualquiera puede ser amigo o enemigo, y en la relación y convivencia es donde ponemos en juego nuestras mejores o peores cualidades humanas.


Pero ¿Por qué Viernes ha de ser igual a Robinson si tiene distintos sueños, distintas costumbres y distintas formas de hacer? ¿Qué es lo que le hace que sea, dentro de sus diferencias semejante?


domingo, 18 de enero de 2009

El futuro que nos dejan


Frase tomada de fotografíadigital.com

www.elatunconpiercings.com : (A todo esto tiene unas fotos increíblemente buenas)

Cuando cumplí los catorce, mi padre me llevó a lo alto de un monte. Desde allí se divisaba una amplia meseta que se extendía hasta el horizonte. Me quedé fijo contemplando aquel espectáculo. Mi padre estrechándome por los hombros y señalándome con la mano la vasta extensión, me dijo:
Hijo mío,todo esto algun día será tuyo...
y tendrás que barrerlo



(sólo de pensar la que se nos viene encima, me entran ganas de agarrar la maleta y salir corriendo para Plutón. La lástima es que no haya vuelos baratos con ese destino.)

jueves, 8 de enero de 2009

Dignidad y naturaleza humana

Esta pregunta planeaba, cual sombra errante por mi cabeza y en realidad es el incordio de mis pensamientos, porque en entradas anteriores me plantea serias dudas, también (tal es el caso de aquella titulada Dios y la pedagogía).

Considero la dignidad como un a priori del trabajo con las personas, y en seguida se nota quién la respeta y quién no, al menos en la enseñanza, por cómo hablan los alumnos de él o ella. Que nadie me venga con historias de que los chavales cada vez son peores: si se respeta su dignidad, la diferencia de trato es brutal, llegando a marcar la diferencia.
Porque, aquellos que se meten con sus alumnos/as abiertamente, o socavan su autoestima con comentarios un tanto desafortunados como que "no sirven para esto o aquello", están en el fondo cavando su propia tumba a la hora de conseguir favorecer el aprendizaje o dominar las situaciones que se pueden llegar a producir en un aula.
Dicho sea de paso que hablo de dominar situaciones. No a las personas. A las personas se las convence, se busca la clave de entendimiento suficiente como para mantener una relación educativa que permita el crecimiento personal.
Y sin la dignidad, sin un buen concepto de lo que es, no se puede sostener todo lo anterior.
Pero ¿Qué es eso de la dignidad? ¿Se posee al nacer de forma innata? ¿Se adquiere con la pertenencia a un grupo social?
¿Se compra? ¿Se vende? ¿Qué sucede sin tener un concepto de dignidad sobre las personas que nos rodean?
Venía yo pensando, como casi siempre en la cuestión de si es lícito dejar las cosas en manos de Dios, simplemente decir: bueno, como creados iguales por un ser supremo, ya está, somos personas dignas, y socavar esta dignidad es socavar. Me resulta muy fácil, yo si empiezo a creer que hay algo más, llamémoslo Dios, por ejemplo. ¿Por qué sino vamos a tener cosas en común? ¿Cómo es que, haya tantas cosas que nos unen, como el amor?
¿y la conciencia? ¿porqué nos da vergüenza obrar mal?
Porque existe una forma de obrar mal, lo contrario me parece insostenible, caer en el relativismo sería un error absoluto. Sería permitir que la gente haga lo que quiera con los demás con el argumento de que "allá cada cual". Total, si te meto un tortazo porque sí, para mí no estaba mal hecho porque era lo que yo sentía necesario.

No obstante, y aquí viene la parte crítico- realista, la religión no es un fundamento, es más lo que sostiene el fundamento, para algunas personas. La dignidad se explica porque tenemos unas normas sociales (una sociedad) y si no pensáramos así, tal vez bastaría con que alguien nos quitara algo como para ajustar las cuentas y listo, como en la serie de Curro Romero, a navajazo limpio. Respetamos para ser respetados y porque convivimos con la gente.
Es un argumento, experiencial, digamos. Sentimos, necesitamos sentirnos parte de algo. Llamemoslo argumento de pertenencia social.Raíces.

Así mismo, me viene a la mente, que en las tribus donde hay 6 o 7 personas el respeto al prójimo es muy importante, tanto o más que en las ciudades, porque la conviencia es mucho más estrecha. En las grandes ciudades parece ser que esta convivencia se diluye un poco, y parece necesario tener más leyes explícitas que nos digan que el otro es nuestro prójimo, aunque viva tres calles más abajo.
Aún así, sigo pensando que somos más parecidos de lo que creemos: tenemos necesidad de compañía de otros, de afectividad, de sexo, de integración en un grupo o reconocimiento, y de tantas otras cosas que son parte de una naturaleza humana.
No creo que vengamos al mundo sin nada en la cabeza (tal es la tésis que se defiende en un libro llamado La tabla rasa, de Steven Pinker que me recomendaron en los comentarios de este mismo blog). De hecho, aspectos como la necesidad comunicativa de todas las personas sobre la faz de la tierra es algo que lo prueba.
No conozco a nadie, por antisocial que sea que no asome la nariz de vez en cuando para decir: eeh, mundo, estoy aquí. Que no necesite de los demás.
Tal vez es ese el argumento que encuentro para defender la dignidad humana más sólido: En tanto que seres con características similares, somos dignos de respeto, los unos para los otros.
Claro, que, como seres humanos no somos tan diferentes con respecto a los animales. Somos animales racionales (un plagio a medias de un libro que me mencionaron de MacIntyre). Le falta el calificativo más importante, título del libro: Dependientes.
Nos necesitamos unos a otros. Esa necesidad hace también de sujección de la dignidad humana. Somos necesarios para los demás. Y los demás para nosotros. De ahí que se pueda leer entre líneas cierta conexión entre naturaleza, dignidad y dependencia de los demás.

Mucho hay que decir sobre este tema tan complejo y debatido durante años por los filósofos y no tan filósofos.

lunes, 5 de enero de 2009

Luces de año nuevo



Las luces de año nuevo están dibujándose, bajo la sonrisa de un angelote gordo y rubio. Bajo él reza una inscripción: En defensa de la familia.
¿Cuántas familias hay que quedan lejos de ese niño rubio, gordo (probablemente inflado a papillas atiborradas de gluten) y de ojos azules?
Que queden claras unas cuantas cosas:
- Ni Jesús estaba gordo (imposible, nació en un pesebre, como no se zampara a los bueyes, no había forma, y menos recién nacido así sin dientes)
- Ni tenía los ojos azules: vamos a ver, un bebé nacido en la ciudad de Belem, probablemente tendría cara de morito, con los ojos negros como el azabache y el pelo rizado, igual de oscuro que los ojos, vaya.
Así que rubio, tampoco.
Vamos a ver si nos aclaramos... El niño Jesús, de haber nacido ahora hubiera sido carne de cañón, y hubiera acabado tirando piedras contra los tanques, defendiendo su pesebre.
Otra cosa que hay que puntualizar: los reyes no iban en una carabana tirada por el Corte Inglés, o por el Carrefour y los comerciantes del barrio de hortaleza. Es importante insistir en este punto. Y es que a donde os quiero llevar es a que, hace dos días se celebró la cabalgata de las Asociaciones de mi barrio, que durante años se había celebrado oficialmente el día 5.
Esto sucedió porque la concejala, pensando en el bien comercial (y no en la participación ciudadana precisamente) prohibió la asistencia a la cabalgata de las carrozas hechas por las asociaciones del barrio.
¿Qué hubiera dicho el niño Jesús? Probablemente no hubiera sonreido ante esta negación de la iniciativa popular de la gente. Curioso, dado que la concejala de mi barrio pertenece a cierto partido con una gaviota encima, que se apoda de este modo.

Lo bueno es que, no ha conseguido apagar la participación; se convocó una manifestación-cabalgata estupenda, que fue seguida de la comparsa del grupo de Samba Madrid (una agrupación de conjuntos de samba de Madrid) y cómo no del Selur (servicio de limpieza urgente, que iba borrando las huellas de los panfletos de protesta).



Lo mejor de todo: había niños a montones disfrutando con la música, a lomos de sus caballo-padres- los privilegios de ser bajito..., hasta algunos se habían quedado dormidos encima de la cabeza de sus papás...-, había payasos, titiriteros haciendo malabares, hasta el rey era negro de verdad ¡¡y no pintado como otros años!!

La iniciativa de la concejala que casí arrasa con esta tradición de hace ¿40? o más años, como es la cabalgata de mi barrio no es luz, es un destello de gilipollez. Yo misma de pequeña he participado en esa cabalgata, y de adolescente les tiré caramelos a los reyes magos durante mi época más macarra; ni que decir tiene que me ha tocado en lo más hondo.

La cantidad de gente que disfruta haciendo los disfraces y preparando la cabalgata a lo mejor no es tan grande como antes, pero, no se puede quitar de un plumazo la ilusión a la gente así, sin más: negar la participación es además negar la posibilidad a la gente de establecer relaciones en otros ámbitos de ocio y, a los chavales de las asociaciones la posibilidad de imaginar sus propias carrozas, y participar en ellas. Nos reduce a meros espectadores de las grandes elaboraciones comerciales y al papel de consumidores de lo que otros elaboran para nosotros, con el fin de tener más ingresos en sus cuentas corrientes.
Aún así, a pesar de la estúpida decisión política, nos queda la buena noticia de que, Hortaleza es un barrio que está vivo y las luces de año nuevo andan sobrevolando la zona: Tenemos la ocasión, como siempre, de reescribir nuestra propia historia.



(Érase una vez un barrio en el que los vecinos querían participar)

Para leer noticias relacionadas con la cabalgata pinchar aquí