La lluvia se desliza suavemente por mi chubasquero, mientras me hago una pregunta tras otra.De un tiempo a esta parte, la lluvia empieza a ser rara en este pais, pero juega un papel muy importante para mi: desde que estoy aqui, no dejo de apurar cada segundo de sol, cada minuto de luz, para salir fuera y mirar al cielo, o hacer cualquier cosa distinta, porque se que nada es para siempre.

Estuve unos dias un poco melancolica, pensando en mi familia, mis amigos, mi gente...todas esas personas que te ayudan cuando te sientes sola. Pero pasado un tiempo, me he dado cuenta de que lo mas vital de la experiencia en el extranjero es precisamente no vivir con lo comun, sino vivir con lo mas distinto a ti, con la gente que no conoces, con la sorpresa constante, que te hace sentir despierta.

Solia quedarme medio dormida en el metro de Madrid, simplemente porque lo conocia de memoria. Ahora nunca puedo hacerlo (aunque si que puedo hacerlo en el tranvia, no lo hago, para evitar la costumbre y el hecho de sentirme en una rutina repetitiva) en los autobuses nunca se cual es la parada, y tampoco, a quien voy a conocer de repente.
Es la adrenalina constante, los cambios, la vida que fluye, el agua que cae del cielo (no tan constante estos dias, salvo por algunas gotas y un poco de nieve que cayo ayer). Creo que estaba muy acomodada en Madrid, y esto es muy distinto, me veo obligada a estar siempre despierta, siempre alerta porque casi todo es nuevo aunque lleve ya unos meses en este pais tan verde y tan contradictorio.
El alcohol, la piedad y los valores, el humor y las tragedias se mezclan con los nubarrones de nieve o lluvia y hacen una mezcla explosiva, que creo que nunca olvidare...

Solo me queda decir que es muy recomendable cambiar de pais, aunque sea una sola vez en la vida, para saber que lo que tenemos no es el unico mundo conocido.