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lunes, 17 de agosto de 2009

Identidad, identidad ¿y eso qué es?



Ahora es un buen momento para leer, filosofar y tumbarse al sol, sí señor. También es buen momento para correr (antes de las 9h de la mañana mucho mejor, dado que más tarde el calor puede hacer de las suyas y el aguante es menor...)

Un día de estos, en uno de esos momentos post-placer absoluto, casi orgásmico tras pegarme una panzada a correr, decidí ir a la biblioteca y perderme por los estantes, ¡otro gran placer!, pasando por los diferentes y dispares títulos (desde los manuales de autoayuda, hasta la biblia en verso), y al final encontré una perla en medio del océano de títulos que quiero recomendar en este post:
Identidades Asesinas, de Amin Maalouf.

No es un best-seller, pero merece la pena sobretodo teniendo en cuenta que ahora más que nunca nos dedicamos a viajar, y la identidad empieza a ser algo un poco diverso (nada nuevo bajo el sol, siempre lo ha sido aunque no lo tuviéramos delante), a causa de las cosas que descubrimos viajando, conociendo gente, hablando otros idiomas y abriendo un poco los ojos en nuestro propio país.

¿Quiénes somos entonces? ¿a qué lugar pertenecemos definitivamente?

Tampoco creáis que Amin Maalouf va a decirlo claramente; su libro no habla de psicología humana a nivel técnico o de la naturaleza específica de cada persona, pero sí de cómo estamos compuestos de múltiples identidades, en un mundo cada vez más diverso, y de que encasillarse en la pertenencia a una identidad concreta puede ser peligroso.
Es decir; yo puedo definirme como mujer, occidental, madrileña,cristiana,española, ciudadana europea,aficionada al deporte...(y así sucesivamente), pero no sería lícito que alguien me hiciera elegir entre mi pertenencia a la comunidad cristiana y mi pertenencia a Madrid, si por ejemplo de pronto todo el mundo decide perseguir la religión. Lo más probable es que la identidad perseguida prevalecería por encima de los demás, pudiendo incluso desenvocar en una tendencia psicótica u obsesiva por la defensa del legado de Jesús.

Al mismo tiempo, exigir a los inmigrantes que se posicionen en uno u otro lugar, resulta injusto y perjudicial: nadie puede posicionarse sin sacrificar una parte de sí mismo en el proceso. El desarraigo social podría incluso que tener ver con la exigencia de pertenencia exclusiva a uno u otro lugar. (entre otras causas, como el rechazo de la gente del país de acogida).

Una frase que me ha gustado especialmente es la siguiente, ya hablando de un fenómeno más mundial, el de la occidentalización del mundo, y la presencia de las religiones en los conflictos:

"suele concederse demasiado valor a la influencia de las religiones sobre los pueblos y su historia y demasiado poco a la influencia de los pueblos y su historia sobre las religiones".

Se subestima el valor de la influencia de las costumbres y la cultura de un pueblo, sobreestimando al mismo tiempo las tendencias religiosas y su intervención directa en los conflictos bélicos, especialmente. Con ello no estoy defendiendo que la religión no tenga presencia alguna en determinados conflictos. Es, simplificando mucho, que muchas veces las causas de un conflicto están asociadas a otros fenómenos (intereses económicos, por ejemplo, o presencia de gobiernos dictatoriales en el lugar por poner algún caso), lo que equivale a afirmar que los fenómenos son multicausales y cualquier simplificación cae en el error.

Podría seguir describiendo algunos argumentos y razones del autor, pero prefiero terminar este post aquí, y que cada cual se haga sus propias preguntas, o las despierte a partir de la lectura de este libro tan claro y entretenido.

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