Al padre que fuiste y que no debiste ser.
Al padre que odié y quise al mismo tiempo.
Al estigma que odié, encarnado en una enfermedad mental.
Al conflicto que más me hizo crecer y más me entristeció
por momentos.
Allí por donde caminabas,
un inmigrante que hablaba de su vida
una mujer sin dinero
que recibía un bocadillo,
clandestinamente robado de casa.
y ¿quién me devolverá tus ojos de pilluelo?
¿tu sonrisa a media boca,
escondiendo una palabra irónica,
una broma que no me hacía nunca gracia?
¿y quién me dirá: maestra...
¿quién me querrá molestar en mis horas
de siesta?
Al que fuiste y no debiste ser.
Mar de contradicciones,
fuente de problemas
y de sabiduría de calle.
A mi padre imperfecto,
que se marchó una noche de primavera.
miércoles, 13 de abril de 2011
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