El caminante miraba hacia la oscuridad de la noche, tratando de ver algo, maldiciendo su suerte, cuando un peregrino se acercó y le dijo:
¿Algún problema? ¿te puedo ayudar?
No, simplemente es que tengo que llegar mañana al pueblo más cercano y no tengo luz.
¿Por qué no enciendes una linterna?
No puedo, gasto pilas. Y no tengo.
Pero...yo te dejo, no las necesito.
No puedo, luego te deberé un favor. No sé como pagarte. Puede que no nos volvamos a cruzar en el camino.
No me importa, límitate a seguir tu camino, ya necesitará alguien de tí en otro momento y sabras ayudarle.
Pero...¿eres de una secta? (Mirada recelosa)¿qué quieres de mí?
Nada. Simplemente no necesito estas pilas. Tómalas, son tuyas.
(El caminante arrojó las pilas al suelo y continuó lamentándose de su suerte.)
¿Seguiremos siendo como el caminante que mira la oscuridad impotente, sin hacer nada por aceptar las ayudas que le llegan?
A vosotros, a las luces que voy encontrando en mi camino, que me ayudan a seguir adelante con mis ilusiones y proyectos
Nada mejor que una deuda sin saldar como para generar movimiento.
domingo, 13 de diciembre de 2009
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