Urbanismo Protesta

  • http://bicicritica.ourproject.org/web/
  • http://quierescallarte.ourproject.org/

miércoles, 11 de agosto de 2010

Historia de Nerea

Nerea tiene una sonrisa enorme, bondadosa, aunque un poco gélida el primer día que la conoces. Aparenta cierta dureza, como si se resistiera a ser amable del todo. Quizá por miedo a que la hagan daño, quizá porque ha pasado tanta pena que ya no se fía mucho de lo que le diga la gente. Especialmente de los hombres.

Esta mañana, hemos estado hablando sobre el amor (gran tópico) y me ha acabado contando cómo su marido se la jugó durante 22 años, acostándose con otras mujeres, mintiéndola, manteniéndola a su lado todo el tiempo, mientras hacía lo que le venía en gana.
Mientras me cuenta todo esto, en sus grandes ojos parece asomarse una lágrima reprimida, un brillo conmovedor, que delata cierto dolor, que lucha por salir.

Gran paradoja, porque toda esta conversación empezó a raíz de una conversación acerca de las mujeres maltratadas, y lo primero que me ha dicho es que "nunca entenderá a las mujeres que siguen con alguien que las pega".
En cambio, si que lo entiende, porque ha sufrido otro tipo de maltrato: El menosprecio del amor ofrecido.

La pregunto si se volvería a enamorar y me dice que no cree, y que no echa de menos el sexo, no lo necesita.
Al minuto se me acerca un poco más para afirmar en voz baja, sin que las otras voluntarias la oigan: A veces cuando me pasan cosas malas, echo en falta que alguien me de un abrazo, que alguien esté conmigo para apoyarme. Pero creo que a estas alturas de mi vida no voy a encontrar a esa persona. Para mí ya es demasiado tarde, elegí mal.

(Ojalá, que se equivoque en sus afirmaciones, y que encuentre a alguien que la ayude a curar esas heridas. )
Por cierto, Nerea no es una persona de la calle o una mujer que esté en tratamiento psicológico: es la cocinera del comedor social donde estoy colaborando este verano. Puede ser cualquier mujer de este mundo, cualquier mujer con el corazón hecho pedazos, como unas cuantas que conozco.

No somos piezas de un puzzle perfecto, lamentablemente.

No hay comentarios: