Urbanismo Protesta

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miércoles, 25 de agosto de 2010

Y se hizo la oscuridad...

Otoño. De pronto, sin casi digerir la situación me encuentro en Dublín, con nuevos proyectos e ilusiones, y nuevo lugar donde vivir. Aqui estoy, en el norte de Dublín, alojada temporalmente en una bonita casa azul. Algo que me encanta: Disfrutando de la hospitalidad irlandesa, hasta que pueda alojarme en la nueva casa donde voy a ser aupair, por tercera y última vez en mi vida.

Aupair, ese gran oficio...

Las calles huelen a humedad, y hace frío, si lo comparamos con el calor que hacía en Madrid, antes de que pusiera un pié en este bendito lugar. Lo supe en cuanto el avión atravesó la perenne capa de nubes que decora el cielo irlandés, y dos españolas que viajaban en el mismo avión gritaron al unísono: "¡dónde está el sol!!!". No pude reprimir un comentario malicioso del tipo: ¿Sois nuevas en esta ciudad?

Evidentemente, sí. De otro modo no se sorprenderían tanto.

El sol se aparece ante nosotros repentinamente, mientras entramos por la bahía de Dublín, esa bombilla floja que hay en el cielo no calienta, pero al menos permanece ahí. Me proporciona una especie de calma, un relax absoluto, y la sensación de que todo ha de tener su momento. Es otra forma de estar y ser. Si llueve, sacas el chubasquero y sales a la calle, si te falla alguien llamas a otra persona o te quedas en casa leyendo un libro, o pensando en proyectos, escribes algo bonito (no me extraña que haya tantos escritores irlandeses, el tiempo te empuja a ser poético o poética...) o te vas al cine a ver alguna película. Los días pasan despacio, da gusto sentir que puedes dedicarle tiempo a cuidar a tus amigos, a conocer gente, y al mismo tiempo ganar algo de dinero. Merece la pena que las horas pasen tan lentamente, la verdad.

Mientras camino por la ciudad, veo a la gente con manga corta y me río de mi aspecto de guiri, con una bufanda, manga larga y chubasquero. Dublín y Grafton street, la música en cada rincón suena, tanto celta como música rock, estilo beatles. Es como si fuera preciados, pero con música, mucho más bonito. Me paro lo suficiente para mirar a un mimo que parece una estatua de bronce que tiene una paloma en el hombro. Sthephen,s green, la gente, los niños, coches de caballos...
Las casas estilo inglés me saludan desde filas monótonas, cuando regreso al norte de Dublín. No parecen inmutarse con el paso del tiempo o la lluvia. Siempre tendrán cierto toque oscuro, decadente, como si fueran viejísimas, a punto de caerse. Contrastan las puertas de colores con el medio arco encima.

Pienso en cosas poéticas: Amor, amistad, el mundo, mi familia...

Doradas palabras que se mueven en mi mente...Por fin en Dublín. I,m here again. So alive, So far, so good!!!!

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