Madrid, 3059
La península estaba llena de gente.
Esta gente era sencilla vivía en relativa comodidad, en edificios de 3 o 4 plantas.
Tenemos noticias de que cada cuatro años se producía un rito extraño. Los habitantes cogían un sobre, metían en él una papeleta y lo echaban en una caja, para decidir quién habría de gobernarles hasta la siguiente celebración de aquel sorprendente evento.
Hemos encontrado en nuestras excavaciones restos de las urnas y de los sobres.
Lo llamaban “votar”, no como se bota una pelota o se bota un barco hacia el mar, sino como he descrito el rito en las líneas anteriores. Al finalizar el tiempo de “votar”, se contaban los sobrecitos, habiéndolos abierto previamente, dado que no se podían contar sin ser abiertos: eso tenía un nombre ,se llamaba “pucherazo”, vaya usted a saber por qué extrañas relaciones con el cocido o con la comida, que los historiadores no hemos sabido encontrar.
El caso es que, finalmente salía un grupo de personas elegida para gobernar.
Gobernar, era algo así como llevar las riendas de un país, prometerles a los “ciudadanos” un lugar mejor para vivir, administrar las cuentas públicas, recaudar impuestos, promulgar leyes…
Las leyes, eran una especie de papeles en los que se escribía todo lo que se podía hacer y lo que no se podía hacer. No se escribía si estaba prohibido tener mal aliento o sacar el perro a pasear los jueves, ni tampoco si había que saludar al portero por las mañanas.
Sí se escribía lo necesario como para que a la gente se le garantizaran unos derechos mínimos y unas libertades. Las leyes eran una buena idea, porque ayudaban a la gente a ser más feliz. O más infeliz. De esto no tenemos pruebas fehacientes.
Hemos encontrado algo así como “leyes en materia educativa”.
Hablemos de las leyes educativas. Estas se aplicaban a la educación para decidir cómo tenía que funcionar todo. Durante años estuvieron cambiando leyes a ver si todo estaba estupendamente organizado, y mientras las modificaban, la gente salía a la calle con unas pancartas donde expresaba su rechazo a la nueva legislación propuesta. (también hemos encontrado restos de fotos en periódicos de la época semienterrados donde se reflejan estos rituales de protesta.)
Los últimos documentos hallados que se han recogido sobre el sistema educativo de la época son sorprendentes; en nuestras manos tenemos papeles, con siglas incomprensibles cuyo significado no hemos podido descifrar aún. Por algún motivo extraño, las fechas de estos documentos son muy cercanas unas a otras: LOGSE 1990, LOCE 2002, LOE 2006.
¿Sería otro rito de nuestros ancestros modificar las leyes educativas por alguna razón que se escapa a nuestra comprensión? ¿Formaba parte de la cultura de la península?
Esto último no nos queda nada claro, debemos continuar con las excavaciones. Por el momento no ha habido más descubrimientos, seguimos a la espera de nuevos materiales que nos ayuden a esclarecer este misterio.
(A ver cuándo dejan la educación en manos de los que están en ella. Esto parece el baile de la yenca.. izquierda izquierda, derecha derecha, alante atrás...un dos tres...)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Te estás afectando mucho el tema de estudiar, yo lo dejaría ya mismo...
Un abrazo reina
Jajaja, y que lo digas.
Menos mal que ya sólo me queda uno y ya seré libre para hacer otras cosas como... currar
(¿dije libre? Madre mía)
Sara
Publicar un comentario