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domingo, 3 de enero de 2010

Feliz aÑo Nuevo


¡¡¡Feliz Año nuevo!!!

Cuando pasas esa hoja del calendario es como coger una parte de tu vida, guardarla en un barquito y mandarla a lo lejos en el océano.
Primero se revisan esas cosas que han fallado, se piensa en posibles alternativas a esas formas de actuar -yo suelo pedir internamente perdón a todas esas personas que he fallado en algún momento y me prometo al año siguiente ser un poquillo mejor y no cometer errores como esos, sino probablemente otros diferentes; porque no hay nada peor que caer de nuevo en las mismas faltas. Lo mismo si me he fallado a mi misma, me pido perdón y me prometo no volver a cometer las mismas estupideces.-

Tras esta revisión, es interesante, poner todo esto, como ya dije, en un barquito imaginario a navegar, y mandarlo muy lejos, porque en tierra, como quien dice, ya tenemos unas cuantas cosas positivas que se pueden hacer para evitar esos errores. No otros porque, como ya se sabe, es imposible saber en qué cosas vamos a fallar.

Y hala...ahora ya se puede empezar con cierta emoción de novedad el 2010, pensando que de verdad puede haber cambios.
Nunca he creido en los propósitos de año nuevo, porque hasta que no se empiezan a hacer las cosas no se sabe, es como configurar un mapa para un lugar que aún no conoces del todo. Tan sólo se pueden establecer ciertas líneas de planificación a cumplir y después ir viendo qué otras metas se nos cruzan por el camino. No obstante en mi equipaje para el próximo viaje al país de la lluvia, me quiero llevar lo siguiente:

1. Prudencia, paciencia y una sonrisa (o millones de ellas)- ¿Phrónesis quizá, sr. Aristóteles?
2. Oídos bien atentos para entender todo lo que vaya pasando a mi alrededor.
3. Ojos para ver cuando me falle la comprensión del lenguaje.
4. Un poco de generosidad
5. Un poco de carácter (cuando me encuentre con gente que no quiere más españoles a su alrededor o que va pisando cabezas.)
6.Un poco de aguante, ilusión y risas.
7. Un paraguas...Por si llueve.

(Y es que, ¡maldita sea!, va a llover, lo sé)

Eso es lo último que me llevo: La certeza de que, algunas cosas pueden parecer en un principio malas, pero que al final tienen su contrapartida positiva, como la lluvia que tantas veces hay que soportar. Y es que al final te vas acostumbrando a todo y cuando te quieres dar cuenta ya estás saltando en los charcos con las botas de goma, y riéndote de todo.

Irlanda no me gustaría tanto si lloviera menos.

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