A veces creo que ser idealista te hace ver muros donde no los hay.
¿Dónde empieza y dónde acaba la desdicha? Precisamente en el contraste en el mundo ideal y el mundo real. Si tu mundo construido es perfecto y sin aristas, más te vale comenzar a barrer con esa imagen. Una cosa es tener objetivos (que deberían ser objetivos) y otra ideales demasiado altos.
La realidad nunca pregunta si es cómoda o no. Simplemente está, y punto pelota.
domingo, 23 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Lamentablemente cierto. Y es que hay personas que nacen demasiado buenas para este mundo.
Me temo. Pero vamos, es algo que todo el mundo acaba aprendiendo tarde o temprano, no nos queda otra.
¡Bienvenida!
Publicar un comentario