Urbanismo Protesta

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sábado, 6 de octubre de 2007

De las ilusiones y otros monstruos de la mente

En las últimas cosas que escribo, me asalta constantemente el tema de las idealizaciones e ilusiones, y no dejo de preguntarme constantemente ¿Cuál es la altura correcta de las metas e ilusiones? ¿cómo medir cuándo se está subiendo demasiado alto como para estamparse contra el suelo?
En los años que llevo en esta existencia tan extraña, he sido arrastrada por ideales que me han durado años, meses, semanas o días. No obstante, sigo sin saber medir la fuerza de una meta, o la incorrección de una idea, lo mido a trancas y barrancas, ahora con mayor agudeza visual y con mayor cuidado, porque me importan más los resultados de las ideas que formulo sobre este mundo... pero

¿acaso no es verdad que, la ilusión también es necesaria? ¿no es cierto que cierto grado de ilusiones se necesitan para seguir viviendo en este mundo? ¿o es realmente la vista de las cosas tal cual lo que nos hace felices?

Sé que sin ciertas idealizaciones yo no me habría planteado muchas cosas, no tendría el empuje para seguir haciendo cosas nuevas, o seguir viviendo experiencias diferentes. Es como un motor, que me empuja por dentro hacia afuera, me lleva de unos sitios a otros, de unas situaciones a otras, mejores o peores, pero siempre diferentes y que no todo el mundo vive.
No sé, en cierto modo, cuando se frene esa ilusión, creo que estaré un poco muerta, y he vivido momentos en los que, he tenido la sensación de que todo el empuje desaparecía y se quedaba la realidad al desnudo. Pero tampoco era la realidad, sino la realidad desfigurada por la máscara de la tristeza. Eso tampoco es verdad.

Luego... ni tanto ni tan calvo. La realidad al desnudo es otra cosa; no es ni la vida triste y melancólica de la gente que lo pasa mal, ni la vida de farra nocturna que tienen algunas personas, que es de puro blandiblú, que se llena de mierda al caer al suelo y luego no sirve para nada, ni para pegar en las paredes.
Entonces... ¿cuál es la ilusión adecuada? ¿qué ilusión no es dañina? Yo creo que la ilusión reconocida, la que se percibe como tal y no como realidad. Ponerse las gafas y discriminar la ilusión de lo real (que no loreal, que es una marca de maquillaje también muy ilusoria) .

La meta es, pues, discriminar esta diferencia adecuadamente. Y una vez se haya hecho, las cosas pueden ser menos bruscas o al menos no habrá ese salto en picado desde los ideales hasta el frío suelo de la realidad.

De otros monstruos de la mente, como indica el título, hablaré en la próxima entrada, porque tengo muchas ganas.

2 comentarios:

Sr.DelGaS dijo...

Bueno, si quieres que te diga la verdad, las ilusiones son totalmente necesarias, sin ellas la fuerza de voluntad estaría muy dormida, la altura, eso es algo que depende de ti, el listón no lo pone otra persona que tu mismo, pero no por ello cuando sales el listón no vas a notar el frío de la colchoneta al caer.

También piensa que cuando llegas a lo que te pusiste como ilusión, esta se desvanece y apareces tu sola otra vez con el listón en la mano, para hacer lo que quieras con él.

Un beso reina

Sarilla Malibú dijo...

Bueno, sí, aunque a veces el listón inevitablemente lo tienen otros en la mano y tú das el salto en función de lo que digan.

Aún así, es verdad que siempre se puede elegir no saltar bajo esos listones ajenos, o saltar porque es necesario hacerlo para tener otros logros mayores.
Ces´t la vie. Besotes Sr Delgas