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miércoles, 24 de octubre de 2007

House y Wilson.

( Pega y corta de algo que escribí hace un mes o así)


La amistad de House y Wilson es increíble. Es juntar a Niestzche (House) en persona con la convención social encarnada en Wilson.
En realidad los guionistas no sé si saben que están poniendo a dos personajes que no tienen nada que ver en el mismo diálogo, que equivale casi a un diálogo socrático entre dos posturas: “La gente siempre miente” / Hay que confiar en la gente.
El debate, dentro de la serie siempre se decanta a favor de House; la mayoría de los personajes mienten. Quizá eso es lo que me parece más criticable. Me gustaría ver algún capítulo en el que la visión de Wilson predomine sobre la de House, que se equivoque y su desconfianza le haga fallar.
Tal vez pienso así, sin duda alguna, porque me canso de tanta desconfianza, de los dobles sentidos que nos encontramos en la gente, de tener que medir mi confianza tanto, porque si no me pueden tachar de "inocente" o de "niña".
Lo curioso, sin duda es que, tengo amistades similares a la de House y Wilson. Yo quiero creer en la gente, y algunos de mis amigos han dejado de creer en ella y sólo fijan su atención en las razones para desconfiar.
No sé, me gusta situarme en la confianza por una razón: porque sea como sea, nadie puede engañarnos dos veces. La primera puede que sí, pero la segunda, es más difícil.
La segunda vez es la última, sin duda. Nadie quiere ser engañado a no ser que piense que es su única oportunidad, a no ser que esté desesperado por conseguir algo.
No sé, alguien me enseñó que la confianza también es necesaria para vivir… y si no es así, me pregunto cómo es posible que quien defiende lo contrario pueda dormir con los ojos cerrados. Al menos confía en su familia o en que sus convecinos no van a volar el edificio, o que puede caminar por la calle sin que se le caiga un ladrillo encima o le atropelle un coche. Porque, hay algo que tenemos que reconocer: si nos saltamos las normas es porque existen. Y no siempre lo hacemos, lo que nos deja un pequeño margen de confianza
Estoy cansada de dar con espíritus desencantados; el optimismo debe comenzar a estar de nuevo de moda, debemos levantar la cabeza y confiar, para cambiar el mundo. No un optimismo idiota, pero sí un optimismo-realista que nos haga ver también la cara buena de la realidad.

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